Tus besos fueron agua fresca en cuenco de labio y nácar
del que bebí como un perro: A lametones.
Hundí mi hocico en el misterio, purgando de cada poro de tu carne
la esencia que te hace, viva, milagro y maravilla.
27 de agosto de 2010
Fragmentos
Tus besos fueron agua fresca en cuenco de labio y nácar
del que bebí como un perro: A lametones.
Hundí mi hocico en el misterio, purgando de cada poro de tu carne
la esencia que te hace, viva, milagro y maravilla.
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¿Cómo se escribirá la onomatopeya de lo que hacía Aníbal en el Silencio de los corderos? En la escena que habla con Jodie Foster... es que yo, haría eso ahora mismo, después de leer tu poema... jejeje
ResponderEliminarEn fin, "onomatopeyeo" mientras vuelvo a leerlo... si si si... ¡que esto no pare! ¡qué bueno es lamer! ¡ñam!
Besos guapo!!!!
Niño, si esto es un fragmento, ¿que será un largo recorrido?
ResponderEliminarMe ha encantado!!
Besicos muchos.
Gracias a las dos. Vuestros comentarios también son agua fresca que bebo como un animal... Onomatopeyeando (ja ja ja).
ResponderEliminarUn abrazo juerte!!!!
que bueno que te coman, que te laman... que te lleguen hasta la esencia... me ha gustado mucho Rove
ResponderEliminarGracias Tete!!! Lo bueno es bueno y además maravilloso!!!!!
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