30 de octubre de 2010

Los imaginartesanos - Trámez

Las opiniones son proyectiles cruzados y Trámez está en tierra de nadie.


La vida de una proyección despierta apenas si alcanza las cinco horas, superar ese tiempo implica un gran desgaste hasta para el imaginartesano más capaz. Sin embargo, Trámez ha conseguido mantener despierta su proyección casi un año.


Sólo es un sauce llorón cargado de figuras musicales en lugar de hojas, dicen los que desmerecen su trabajo.
-Sí, sólo es un árbol llorón y triste abotargado de cerezas oscuras. Mantener esa proyección despierta no tiene gracia ni mérito. Es absurda, no hace nada excepto estar.
-Ya la hemos visto, sabemos lo que haces, no eres creativo.- Dicen otros burlándose de él; y se marchan riendo a carcajadas.


Los proyectiles que lo defienden alaban su perseverancia e intentan hallar el modo de aprender a mantener viva tanto tiempo una proyección. Se dicen que concentrarse en una sola cosa es la manera de conseguirlo. Muchos lo han intentado sin éxito, otros se reúnen buscando fórmulas y estrategias novedosas pero acaban siendo arrastrados por su propio huracán de palabras.


Lleva 364 días sin hablar con nadie. Mañana empezará el otoño, el día último de su obra. Sigue sentado delante del sauce, las piernas cruzadas, las manos sobre la parte interior de las rodillas, la cabeza erguida y los ojos cerrados. Trámez sabe que las obras de los imaginartesanos de Járiga tienen conexión con Entremundos. Es allí donde acaban las proyecciones muertas, y dicen los enlazadores que son semillas para las mentes inquietas de aquel extraño mundo. En eso piensa mientras se prepara para recibir el otoño, en eso y en el suceso que provocó la creación de su Babilónica, así le gusta llamar a su árbol. 


Trámez se siente preparado, nada le importan los proyectiles que rompen a su alrededor la calma de su silencio. Se ríe de los que se burlan de él y de los que le admiran. Se ríe de ellos y los compadece. Babilónica no se hizo para entretener ni deleitar a nadie, no hubo formulas ni estrategias para mantenerla despierta un año entero. Babilónica era una enfermedad, una herida profunda en su alma que reclamaba sanación con uñas y dientes, un desgarro que transformar en maravilla, una necesidad biológica más importante que el sexo, algo ineludible. Babilónica era un llanto comprimido en una lágrima y ahora debe dar paso al consuelo de los niños. Su propio ocaso será, como le sucede al sol, más bello que el mismo sol.


Jonás llegó al amanecer al gran balcón del Amaraun. La llegada del otoño es un día festivo en Járiga y la Niña-Reina sale de su palacio simplemente a sonreír. A todos los habitantes les alegra ver sonreír a La Tejedora y lo celebran por todo lo alto, música, bailes, comida, combates de proyecciones despiertas, malabarismos y miles de historias que fluyen entre las gentes. La Niña-Reina ha sido puntual a su cita, ha sonreído y toda la ciudad ha estallado en vítores y alegría.


Un extraño silencio se ha apoderado de toda la muchedumbre en cuestión de segundos. La Niña-Reina había dejado de sonreír y miraba desde el gran balcón hacia el sur. Allí se encontraban Trámez y Babilónica, mudos y sin celebración. Todos miraban hacia el mismo lugar cuando Trámez empezó a desvanecerse convertido en un suave viento que acariciaba con dulzura todas las ramas de Babilónica. Entonces ocurrió el milagro, las figuras musicales que imitaban negras cerezas empezaron a caer al suelo en miles de colores distintos y a cada impacto iban dejando sonidos que en su conjunto traspasaban el espíritu de cada uno de los habitantes de la ciudad. Ninguno de los allí presentes olvidaría jamás algo tan hermoso.


Años más tarde cuando Jonás regresó a Entremundos volvió a escuchar la misma melodía que dejara Trámez en su ocaso. No sabía cómo, porque el tiempo entre Járiga y Entremundos es muy caprichoso, pero Babilónica había conseguido hacerse entender más allá de los idiomas y la semilla de Trámez había fecundado en un artesano musical de siglos anteriores. Jonás volvió a emocionarse con Babilónica, que aquí se llamaba Adagio en Sol Menor y sonrió. Adagio, como Trámez convertido en suave viento y Sol Menor, como el tamaño del sol en su ocaso.  


Jonás se acordó de Trámez y también de Alhadira.
¿Qué importancia tienen los motivos que llevaron a Trámez a elaborar a aquella proyección despierta? ¿Qué importa cómo llegaron y qué detonantes hicieron fecunda la mente de Albinoni? ¿Acaso serían los mismos?

Jonás sonrió, se dejó inundar por aquella canción y encontró paz, mucha paz.

5 comentarios:

  1. Joder Rove, si, tu mami dice ¡¡joder!! Es que... ¡uff! A ver, si me decis que eso de la meditación es cosa de "pillar bichos" ¿Que es lo que hace Trámez? Esta centrado en él, en su interior, haciendo lo que debe hacer, lo que sabe hacer, sin importar lo que le digan o lo que le hagan... ¡ya quisiera yo aprender a meditar de esa manera! Oye...Na... mejor lo hablamos jajajajaja. Un abrazo. Sigue, sigue escribiendo, porfa

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  2. que bueno Rove¡¡¡¡ espero que hagas capítulos de todo, por escrito, para poder ontarle a mi criatura.. algo nuevo... ¿como es en Entremundos el nacimiento de una nueva criatura?????
    Me gusta mucho Járiga, sus personajes y como enlazas todo.
    desde luego me gusta saber que Entremundos existe y que está en ese lugar que siempre indagué y escurqué de pequeñita intentando pensar que pasaría en ese momento, que estabas pensado, que estabas creando????? esta claro que todo está en tu mente, en tu imaginación, en tu creatividad, en tu cabeza... esa con la que siempre nos ha sorprendido, una mente de la que siempre me he sentido orgullosa aunque no fuera mía, porque me es familiar, y aunque nunca sepa que hay o en que puedes estar pensando... no me es desconocida.
    Porque siempre has sido un imaginartesano... que figura más bonita... al menos para mi... creando y creando con ese azogue característico.
    Un abrazo. Gracias por esta lectura, que realmente me ha encantado¡¡¡¡

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  3. Mamá, supongo que tus "pilla bichos" sirven como recurso para contar historias. Ya sabes, ficticias para mí, reales para ti. Lo importante es que al final, son. Entonces ¿puede ser ficticio algo que es?. Me estoy liando un poco... Bss!!!

    Gracias Tete, voy a ver si alguien me cuenta cómo nace una criatura en Járiga. Le preguntaré a sus habitantes, espero que alguien me diga algo.
    Respecto a esta imaginación mía, ten por seguro que te robé un gran trozo mientras dormías, je je je!!!!

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  4. Buuuuuuuuuuuuuah...me lo imaginé, mi cabeza tenía dentro todo eso...con la sonrisa de la Niña-Reina, las cerezas oscuras y las danzas de las gentes en su fiesta. Todo lo dibujaste por dentro, de echo, te lo cuento por aquí y siento las tripas, lo de dentro...ya sabes, el alma de la que siempre te hablo...aaaaaay, y esta música... gracias por hacerme llorar, así me gusta llorar, así quiero llorar siempre.

    Me mudo en breve, ahora me quedaré por Entremundos un rato...escuchando... ¡cómo me gusta este sitio!

    Aaaay esta música...ay ay ay...

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  5. Niño, ¡que delicia! Así se encuentra la paz un sábado por la noche. Leer esa prosa poética tuya y acompañarla con esta música es algo que me había guardado para un momento como este. No quiero pasar por Entremundos, Járiga y tus letras con prisas, porque me gusta disfrutarte como lo estoy haciendo, ¡eres un mago chiquillo!! El mago de Járiga, sí señó.

    Besicos muchos guapo.

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