5 de septiembre de 2010

Cartas a Alhadira

Querida Alhadira:


Te escribo esta carta, invisible como atmósfera que repta en sombra extraña, para que sepas que hoy me encuentro bien y que me alegra inventar tu sonrisa.
Dibujo, apartando la ventisca que enturbia tu imagen, tu nítida imagen; y pleno de regocijo me recuesto de lado, junto a ti, y te contemplo, blanca como nieve que nunca pisó nadie.


Llevo puesto el dedal de mercurio con tus iniciales (las he puesto al revés, sé que así están bien) pero no estoy tejiendo tu traje ni tu pelo. Hoy me recreo en tus labios mientras sonríes.
Y estoy feliz porque tus labios me sonríen.
Sonríen y llevan sangre y nervios por dentro. Casi parecen de carne, algo inusual en ti que ya no tienes pulso y te mantiene mi aliento.


Pero, a veces, eres real. Tan real que llegas a dolerme.


Te estuve esperando muchos días en el puente donde los coches hacen oleaje, sobre las nueve y media, aguardando el milagro, la maravilla. ¡Qué tonto puedo ser en ocasiones!.
Allí me vestía la noche con su traje oscuro y mágico; y sin tristeza ni alegría cogía de nuevo tus manos de viento, me acercaba a tu rostro de niebla y te daba un beso de luna.


¡Qué difícil romper este muro que has levantado ante mí!
Me pediste ser ficción y ya no sé cómo volverte carne.


Pero hoy estoy contento y me alegra inventar tu sonrisa. Te miro, te sonrío y de nuevo te vas con el viento.

4 comentarios:

  1. ¡Ay Versálida cómo dueles cuando duelo!...

    Yo tengo también amor de humo, pero casi siempre en vez de regresarlo a mi, acabo fumándomelo... soy una adicta.

    Más besos chillaos y ¡mencantaaaaaas!

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  2. Habrá que acompañarlo con unas cervecillas, no crees? Fumar es un placer... Voy a probar tu método!

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  3. Bonita carta llena de metáforas preciosas.

    Eres un poeta lleno de sueños y dulzura, ¡ni se te ocurra parar de escribir y de compartirlo!!

    Besicos muchos niño.

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