22 de septiembre de 2013

Los tubos de Söen y Alhadira



 
Photo credit: euzesio (seldom here) / Foter / CC BY-ND


Los mensajes, que jamás debieron ocupar este medio, llegaron hasta Járiga a través de los Tubos se Söen; como ya sabes soy el responsable del buen funcionamiento de estos canales pero aquel día delegué mis funciones a Saiskit, el joven de las diez bocas. No pongas esa cara, le llamamos así por que habla mucho, demasiado, pero es muy bueno distribuyendo las comunicaciones. Yo mientras tanto y por orden de la Niña-Reina me dediqué a controlar la zona de extrusión y como pude, a ratos, también los telares de hilo vetcha. Fue un día de mucho trabajo, una locura. Al día siguiente Saiskit me puso al tanto de los problemas de la jornada anterior y de todo lo que quedó pendiente, y si no lo paro me pone también al corriente de las andanzas de su hermana, de la relación entre lo que comió por la mañana y su dolor lumbar y de su opinión sobre los nuevos bancos instalados en Plaza Grande, también me dijo que había llegado un mensaje que no sabía descifrar y que era la primera vez que veía una epístola así en los tubos. Me encargué de ella después de planificar el día y de aventar los temas irresolutos del anterior. Nada más verla, supe enseguida que se trataba de una nota de Alhadira, una tímida misiva en la que intentaba retomar el contacto con Jonás. No puedo contarte el funcionamiento de los Tubos de Söen, es un secreto que guardo con mi vida, lo que sí te diré es que es muy complicado que este tipo de mensajes circulen a través de ellos, y eso es lo que me hizo darle importancia. Saiskit no pudo descifrarla porque no conoce el castellano, como la gran parte de la población de Járiga, y con seguridad sería la primera vez que ve algo escrito con esos símbolos, le debieron de parecer harto extraños.

Medité mucho qué pasos dar respecto a la nota de Alhadira. Sé que Jonás la olvidó accidentalmente el día en que logró escapar de la mente de Nimrod y no me veía capaz de evaluar si sería mejor que volvieran a encontrarse o no. Cabía la posibilidad de que Jonás no la recordara pero y si… Y me pregunté muchos más “y si…” y aprovechando que Aya, la diosa y guardiana de las orillas estaba dispuesta a vigilar y proteger aquella cita decidí hacer uso de la ingeniería tenue para provocar el encuentro.

Jonás llevaba una temporada un tanto sensible de más y alguna vez se negó incluso a llevar a cabo encargos directos de la Niña-Reina. Yo relacioné esos cambios en su comportamiento con la pérdida de recuerdos que sufrió, no debe de ser nada fácil ser consciente de la amputación de parte de ellos, sobre todo si son intensos, y los relacionados con Alhadira eran como un amanecer estival para él. Sé que contigo también habló alguna vez de ella -Sena asintió sin abrir la boca- pero yo me lleve casi todas su charlas. -Miró hacia Jonás e hizo una pequeña pausa-. Deberías haber visto cómo me habló de la chica silenciosa, así era como la llamaba, la comparó con la chrysiridia y la maravilla y la buscaba en todos los ojos a los que miraba. Cuando perdió los recuerdos el énfasis de su espíritu se fue volviendo poco a poco lejano como la mirada de un muerto y cuando los que estábamos a su alrededor percibimos el cambio éste ya había sucedido.

Hablé con la Niña-Reina del tema de Alhadira y me dio algunas pautas interesantes para sacar más jugo de la ingeniería tenue. Cuando estuve preparado llamé a Jonás y lo invité a dar un paseo por los jardines blancos del Amaraun.

Sena toca con delicadeza la mano de Praix para que interrumpa su relato, se levanta del incómodo banco y coge otro par de gruesas mantas, Jonás está tiritando y si no lo protege del frío es posible que en un rato convulsione como un pez fuera del agua. Lo arropa con cuidado y se queda un rato con los ojos cerrados asida de las manos del enlazador, cuando éste parece haber entrado en calor se dirige de nuevo hacia Praix, se sienta a su lado, le sonríe con cansancio y le indica que continúe.



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